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domingo, 28 de octubre de 2012

La moral


La moral comenzó a ser enseñada en forma de preceptos prácticos, tales como las Máximas de los siete sabios de Grecia, los Versos dorados de los poetas de Grecia; o bien en forma de apólogos y alegorías hasta que se revistió con un carácter científico en las escuelas de Grecia y Roma.
Ocupa importante lugar en las enseñanzas de PitágorasSócratesPlatónAristótelesEpicuro y, sobre todo, entre los estoicos (CicerónSénecaEpictetoMarco Aurelio, etc.). Losneoplatónicos se inspiraron en Platón y los estoicos cayeron en el misticismo. Los modernos han profundizado y completado las teorías de los antiguos.


La moral es la consciencia que tiene una persona del bien y del mal por la cual se siente responsable de sus actos. La moral pertenece a nuestro mundo interior, mientras que la ética únicamente tiene que ver con la relación que los individuos deben observar con sus semejantes y está marcada por las costumbres y los usos sociales. No se puede, bajo ningún pretexto, confundir la bella moral, que es fuente de toda virtud, con la ética. La ética no es más que una caricatura de la moral, pues sólo tiene como objetivo cuidar que los componentes de una determinada sociedad no trasgredan las normas establecidas y puedan convivir según esas mismas normas.


A simple vista parece que la persona moral y virtuosa se halla muchas veces en desventaja para competir con un adversario inmoral. En una circunstancia concreta tiene más probabilidad de alcanzar un fin quien puede emplear cualquier medio, por que no tiene consciencia, que la persona virtuosa, pues ésta tiene que valerse con unos medios muy limitados. Pero si bien esto es verdad cuando consideramos un asunto aislado no es menos verdad que, con el tiempo, los inconvenientes de la virtud se compensan con las ventajas, así como las ventajas del vicio se compensan con los inconvenientes. En último término una persona espiritual y virtuosa llegará a conseguir el fin que prudentemente se proponga, y el inmoral expiará tarde o temprano sus iniquidades, encontrando la perdición en sus malos y tortuosos caminos. Lo recto y lo útil a veces parecen andar separados, pero no suelen estarlo sino por un corto recorrido. En apariencia llevan caminos opuestos y, sin embargo, el punto al que se dirigen es el mismo. Dios quiere por estos medios probar nuestra fortaleza, y el premio a nuestra constancia no siempre se hace esperar todo en la otra vida. Y aunque esto suceda alguna vez no es poca la recompensa el morir con la consciencia tranquila y sin remordimiento.



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